#IdeasAlterego: El futuro de las bibliotecas
- librosalterego
- 23 dic 2020
- 3 Min. de lectura
Vengo del futuro y les aseguro que en el 2666 no hay bibliotecas públicas, ya no existen esos espacios donde los libros se almacenan en orden, a la espera de un desocupado lector que necesite de algún tomo (actual, histórico, exclusivo) para su investigación o entretenimiento. La Biblioteca, la única, la gran biblioteca, está en todas partes, es digital, pedefeable y, a la manera de Spotify o Netflix, se paga para acceder a ella.
La idea no es tan nueva, Leigh Watson Healy ya había dicho “El futuro de la biblioteca es que no hay biblioteca; las funciones que la biblioteca realiza han explotado y están dispersas por todo el universo”. Su frase, accesible en internet, muestra no solo cierta obsolescencia de la biblioteca que, para “reinventarse”, ha colocado pantallas táctiles, wifi, computadoras veloces para ver lo que sea menos libros.
¿Es tan aterrador pensar que no existirán bibliotecas públicas?

Biblioteca Tianjin Binhai de China. Fuente: BBC.
Lo cierto es que en Lima prácticamente no existen, o son un viaje al pasado a la manera de los museos. Convertidas en salas de lectura, cinematecas, descanso del ruido y otras artes mundanas (algunas traen la novedad de periódicos del extranjero) son principalmente centros de resistencia que luchan con el presupuesto de todos los peruanos. ¿Necesitamos realmente bibliotecas públicas con poco más de 400 libros?
No me malinterpreten, soy un defensor, un creyente y un entusiasta del libro impreso. No solo porque es una tecnología amable, portátil y complementaria con el libro digital (y viceversa), sino porque el placer que despierta el libro es tan sensorial, personal y privado que cada uno debería poder experimentarlo para describirlo. Mi problema está con esos grandes almacenes de libros donde uno puede ir a leer lo poco que está a su alcance y por tiempo limitado (dos cosas que no te hace Netflix, de allí que haya tanto maratonista de series).
Mi idea es crear una red de libros que permita su viaje continuo, con tantos puntos de entrega y tantos viajeros trasladándolos como ocurre en los aeropuertos con pasajeros y mercaderías; de modo que los identifiquemos cargando libros en buses, bicicletas y automóviles (podríamos hacerles una banderita). Esta red se financiaría con tributos municipales, los muleros de libros recibirían un crédito en estos pagos o un incentivo económico para llevar y recoger libros que sus lectores podrían disponer el tiempo que quieran.
La biblioteca no le pertenecería a nadie, sería un capital flotante que se basaría en el hecho de que nadie compra o venda estos libros identificables por un código, a fin de que los lectores nos convirtamos en guardianes de los libros (un poco como la novela “Fahrenheit 451”), alimentada por nuevos lectores que podrían sumar los libros que compren a esta red con un descuento en los impuestos si lo registra en esta red monitoreada en tiempo real (como los taxis de Uber o Beat).
¿Se animarían a ser parte de esta red?
En Alterego – Librería Virtual queremos empezar Alterego – Biblioteca Móvil, un pequeño club de lectores que compartan libros y ayuden a hacerlos rotar en una serie de puntos de Lima donde lectores y muleros puedan encontrar esos libros inhallables en librerías nutridas por los catálogos de grandes editoriales. Si se animan a ser parte pueden escribirnos a librosalterego@gmail.com Pronto empezaremos este mapa de títulos irreverentes, flamígeros y sensuales.
El librero
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