top of page
Blog: Blog2

El coleccionista de libros (y otros tesoros personales)

  • Foto del escritor: librosalterego
    librosalterego
  • 11 dic 2020
  • 2 Min. de lectura

Siempre me pareció absurda la codicia por el oro, un metal que, en la era del plástico, solo es precioso para joyeros que pueden diferenciarlo de las bisuterías de imitación o para quienes lo usan como un medio de control. Lo mismo pasa con los libros, esos tesoros personales que se aprecian por causas sentimentales, por tratarse de rarezas que pocos pueden valorar o por estar señalados por elementos específicos (firmas de sus autores o dedicatorias personales).


En todos estos casos, el libro funciona como un medio de control (yo te digo que es valioso para mí y, por tanto, debe ser valioso para ti). Pasa con aquellos que son muy antiguos, con los que están prácticamente agotados, con los de edición limitada y con los que han sido conservados por intelectuales, escritores y artistas; muchos de los cuales entran a subastas como la del poeta Pablo Neruda. ¿Un libro vale más por quién lo tuvo o por cuántos no lo tienen?

Fuente: Blog Casa del Libro


Los casos que más me gustan son los de coleccionistas de libros de ciertos temas, autores u otras categorías (donde ingresan también las bibliotecas especializadas) que, en su desmesurado afán de poseerlo todo, están detrás de toda novedad, aunque esta no siempre cumpla con sus criterios de calidad. Las bibliotecas personales fetichistas son una categoría exigente, en la que no solo basta el libro sino también la edición (mejor si es la primera), la portada y el medio para obtener el tesoro.


Digan si no comparten esta idea conmigo: el mejor libro es el que uno deseaba y que encuentra después de mucho buscar entre ferias de libro, librerías de segunda y mesas de saldos. Podría construirse, entonces, una colección de libros de los que recordamos el lugar y los esfuerzos para conseguirlo (de esos tengo varios y, aunque luego se vuelvan comunes, no dejan de darme la satisfacción de la presea obtenida).


He visto gente con colecciones muy particulares: que buscan todas las ediciones de un mismo libro, que almacenan los libros por los países o librerías donde los compraron, que los compran solo si pueden conseguir la firma del autor (y quizá ni los lean o ya lo leyeron), que tienen una sección en sus bibliotecas de libros robados o regalados por sus amigos autores, que buscan los que tienen en su título una palabra (asesino).


Mi colección privada no es menos rara (aunque está incompleta): busco libros breves (no los más breves, solo los breves que más me gustaron) que me permitan tener una biblioteca portátil (la versión de colección de esa pregunta de cuestionario de revista sobre qué libro te llevarías a una isla desierta). He contado sus páginas y los diez suman menos de dos mil páginas:


-Historia abreviada de la literatura portátil, Enrique Vila Matas (124)

-El primer trago de cerveza, Philippe Delerm (103)

-El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron, Tom Wolfe (134)

-Historia universal de la infamia, Jorge Luis Borges (136)

-Historia de cronopios y famas, Julio Cortázar (141)

-Movimiento perpetuo, Augusto Monterroso (156)

-Crímenes ejemplares, Max Aub (107)

-Del asesinato considerado como una de las bellas artes, Thomas de Quincey (160)

-Nací, George Perec (103)

-El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Márquez (85)


Grandes tesoros en pocas páginas.


El librero


 
 
 

Comments


©2019 by Alterego - librería virtual. Proudly created with Wix.com

bottom of page